Género, acceso a la información pública y transparencia: trinomio necesario para contribuir a superar las brechas ocasionadas por el Covid-19

Razonar sobre la equidad e igualdad en materia de género es traer directamente a colación una serie de derechos humanos fundamentales; dentro de los cuales algunos son herramientas cuyo accionar es necesario para lograr los fines de igualdad, equidad y justicia que se persiguen, como el derecho de acceso a la información pública. El ejercicio de este derecho es elemental cuando se trata de enfocar esfuerzos destinados a cimentar bases solidas con una visión de género e inclusión, en donde, de manera participativa, todos seamos propulsores del ejercicio de este como un derecho cascada que nos llevará a acercarnos a nuestros objetivos planteados, y, por ende, a los fines que perseguimos.

Es innegable el avance obtenido en materia de género en los últimos 30 o 40 años en el mundo con respecto a esa temática. Sin embargo, a esta fecha, culminando el año 2021 y aun viviendo en el contexto de la pandemia Covid-19, los resultados parecen arrojar un sabor agridulce sobre este tema, pues, según los diferentes estudios realizados dedicados al tema de género por diferentes organismos nacionales e internacionales se evidencia que las mujeres y niñas en América Latina y el Caribe aún siguen ocupando el lugar de “el sector más vulnerable” o afectado por las desigualdades en materia de oportunidades, estabilidad, acceso al mercado laboral, educativo y representativo en los diferentes campos de las sociedades por el impacto de la pandemia Covid-19.

Todo ello debido a que el número de mujeres que perdieron sus fuentes de trabajo y se encuentran actualmente en situación de vulnerabilidad económica, no solo personal sino también de su núcleo familiar, supera por mucho aún al porcentaje de esta situación en comparación a los hombres. Esto en razón de diferentes factores tanto sociales, culturales y políticos, que responden a la realidad de cada región, puesto que los diferentes factores influyentes responden, como mencionaba anteriormente, a la realidad intrarregional como el ser madres solteras, el no haber tenido acceso a una oportunidad de educación superior, llevando a ocuparse la gran mayoría del sector comercio informal, al no poseer políticas y oportunidades certeras enfocadas a superar estas brechas de género.

Entonces, ¿cuál es el camino para poder lograr estrechar estas brechas cada vez más y poder así alcanzar los ideales de eliminarlas en un futuro? Es una pregunta que surge recurrentemente en la búsqueda y los constantes esfuerzos de poder erradicar las desigualdades. Si bien en cierto no existe un camino trazado de manera certera, sí existe una apuesta que en los últimos años ha logrado importantes avances favorables en materia de género, pero que también requiere un constante ejercicio coordinado. Me refiero al acceso a la información pública, para así poder lograr la equidad e igualdad de género mediante elementos esenciales como la transparencia de la gestión de todo el aparato estatal.

Esto se logra a través de la elaboración de buenas prácticas de gobernanza de los Estados e instituciones públicas para así poder transverzalizarlas con un enfoque de género. Es decir, que las instituciones públicas y gubernamentales poseen el deber y compromiso de transparentar la gestión pública y orientar siempre el gasto público con iniciativas que contengan políticas de género y que en ellas vayan implícitas la igualdad y equidad de género, a la mano de un enfoque en derechos humanos. Sin perder de vista que la puesta en práctica del acceso a la información también es un derecho fundamental y obligación de cada uno de nosotros como ciudadanos y parte de este aparato estatal.

Es por ello que, fervientemente, me atrevo a decir que este trinomio es fundamental y no pueden ser excluyentes de ninguna manera, ni por parte de sus autores como tampoco por parte de los ciudadanos como accionarios de estas políticas, para poder así lograr estrechar las brechas de género que vivimos como mujeres y que afectan los avances como humanos y como sociedad en su totalidad, construyendo bases sólidas que permitan no condicionar estos avances en materia de género como susceptibles de ser afectados grandemente por situaciones externas como lo ha sido el Covid-19.

 

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